2oo años después de su descubrimiento, los científicos han podido dar con la causa de por qué la lejía es tan buen desinfectante.
Este descubrimiento, hecho por pura casualidad, ha demostrado que el hipoclorito, más conocido como lejía, ataca a las proteínas esenciales de las bacterias y termina matándolas.
El poder desinfectante de la lejía sigue el mismo mecanismo que si sometes una proteína a altas temperaturas: las proteínas comienzan a perder su estructura tridimensional, se aglomeran y forman conjuntos grandes e insloubles, y como ya no vuelven a su estado original, las células estresadas donde se encuentran mueren.
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